martes, 13 de abril de 2010

3ª EVALUACIÓN: "Religión y Estado en el Renacimiento"


Se produce un proceso de secularización, tanto en el pensamiento como en su actitud ante el mundo, lo que no implicó la irreligiosidad o el ateísmo, que son fenómenos raros en el Renacimiento. La religión se convierte en asunto privado, adoptando una actitud de indiferencia y de desprecio hacia la autoridad de la Iglesia (esta es una raíz del protestantismo junto al pesimismo que angustia la conciencia al ver el destino fijado desde la eternidad y que nada lo puede modificar). Esta concepción del hombre es antirrenacentista y antimoderna y es precisamente este determinismo lo que impidió a Erasmo el adherirse al protestantismo. Tanto la reforma como la Contrarreforma son dos movimientos religiosos que ven al hombre y el mundo desde un prisma de Fe, no de Razón.

El hombre renacentista adopta una actitud racional ante el mundo, pero sin abandonar la fe religiosa. Esta actitud, está en línea con la tradición clásica y su línea fue el del retorno a los clásicos, lo que permite sustituir el principio de la autoridad (método medieval) por el de libre investigación. Los filósofos humanistas situaron a los clásicos en el lugar que les correspondía. Aristóteles es visto como un gran filósofo, pero no como la encarnación de la ciencia, es simplemente un gran hombre; se dan cuenta de las limitaciones de las doctrinas de los antiguos y la reflexión y la experiencia personal se utilizan como nuevos métodos del pensamiento. Los renacentistas son conscientes de que todo está en duda, el nuevo orbe filosófico permite separar la filosofía renacentista de la escolástica medieval, tanto en los temas como en la metodología, pero sigue existiendo una problemática heredada en parte por la filosofía medieval cristiana (Preocupación por el lugar que ocupa Dios en el esquema de las cosas). La filosofía humanista fue el primer paso de un desarrollo intelectual en la línea de un pensamiento secular moderno; la rebelión no es tanto contra Dios como contra sus representantes e intermediarios, es decir contra los teólogos y la Iglesia. En el Renacimiento se dio importancia al hombre, a su dignidad y a su lugar predestinado en el Universo. En la Edad Media la dignidad del hombre no estaba en la libertad y capacidad de crear sino en ser una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios.

  • La vida antigua fue Cosmocéntrica
  • La vida medieval fue Teocéntrica
  • La vida moderna fue Antropocéntrica

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